miércoles, 22 de junio de 2016

16 de junio de 2016. Encuentro con los chavales del CEIP Valles, de Boñar por cortesía de la FUNDACIÓN CEREZALES ANTONINO Y CINIA


La FUNDACIÓN
CEREZALES
ANTONINO Y CINIA es una de esas instituciones que enriquecen todo lo que les rodea. Han conseguido hacer de Cerezales del Condado y su territorio un oasis de cultura con conciertos, teatro, títeres y talleres de todo tipo, para niños, jóvenes y no tan jóvenes, haciendo de los veranos de la comarca del Condado un lugar donde merece la pena perderse.

Es un orgullo para mí colaborar con ellos en el fomento de la lectura para los chavales.
En esta ocasión fue en el Colegio Valles, de Boñar. Estaré encantado de seguir acudiendo a su llamada siempre me necesiten.
Gracias a Nadia y al resto del personal de la Fundación así como a su Patronato, por tantas cosas buenas.




















lunes, 25 de mayo de 2015

5 de mayo de 2015. Presentación en el Colegio Sagrado Corazón Jesuítas de León.

 El día 5 de mayo fue un día especial. La charla sobre "El hacedor de favores" tuvo lugar en el Colegio Sagrado Corazón (Jesuítas) de León para los alumnos de segundo de la ESO.

 Especial por tres motivos: 
 En primer lugar, porque conozco a muchos de los profesores que transmiten sus principios (y digo bien) en esta institución.
  En segundo lugar, porque mi hija Miranda, como alumna que es, estaba entre los asistentes, muerta de vergüenza o fingiendo estarlo.
   En tercer lugar, porque conozco, no sólo a la mayoría de los compañeros de  mi hija, sino también a sus padres, que en muchos casos son amigos muy cercanos y entrañables.

  Prácticamente todos me conocían ya y conocían las aventuras de Miranda Roblenuevo así que fue como estar en casa.
Un abrazo para todos y sobre todo para el director, Jorge Taboada, que me invitó a pasar este rato tan entrañable.
Por cierto ¿pero realmente estoy tan calvo como parece apreciarse en estas fotos?

22 de Abril de 2015. Charla en el C.P. Campo de la Cruz de Ponferrada y firma de ejemplares en la feria del libro de Ponferrada


Mi infancia transcurrió en Ponferrada y tengo tantos recuerdos que, cuando sueño, muchas veces sueño que sigo en Ponfe como si nunca me hubiese ido de allí. De hecho, mi vida ha transcurrido con normalidad en ese otro mundo paralelo imaginario, que es El Plantío, en un recodo de mi mente.
Estudié toda la EGB en el Colegio Campo de la Cruz y me acuerdo de todos los profesores y de casi todos los alumnos.
Cuando entré y caminé por el patio y por los pasillos y aulas, no lo voy a negar, se me hizo un nudo en la garganta; pero cuando Trini, una de las profesoras, me mostró el aula donde iba a hacer la presentación, casi me meo, me cago y me hecho a llorar; había un enorme tablón de anuncios cubierto todo él con ilustraciones de mi personaje Miranda Roblenuevo.

Según lo vi no me dí cuenta, pero cuando comprendí que eran los dibujos de mi hermano Pablo coloreados por los propios chavales, supe que las iba a pasar muy canutas esa mañana para no echar unas lágrimas. De hecho, sin que Trini se percatase, saqué el moquero y fingí una inexistente alergia.
Si ya la cosa estaba emocionante, cuando entraron, los chavales se abalanzaron con libros de Miranda Roblenuevo para que se los firmase. Los profes les tuvieron que contener y emplazarles para la firma al finalizar la presentación, durante el recreo.
Sobre la presentación en sí, pues más o menos como siempre, solté mi rollete con las diapositivas y los guajes me frieron a preguntas sobre todo lo habido y por haber. Mientras hablaba no podía evitar recordar que en aquellas mismas mesas había estado sentado yo, cuando era como ellos, con las mismas inquietudes, anhelos, sueños, preguntas y seguramente ya imaginándome las historias que ahora escribo.
Gracias Ana, Trini, Domingo, Neira y todos los demás profesores del Campo de la Cruz por hacerme revivir mi infancia.


Ya por la tarde, en la feria del libro, todavía se acercaron algunos niños del Campo de la Cruz a que les firmase El Hacedor de Favores. 

¿Merece la pena escribir un libro? Con que sólo un chaval lo lea, ya merece la pena, así que yo me puedo dar, con creces, por enteramente satisfecho.